sábado, 11 de junio de 2016

La peineta de alpaca



                                  Un grupo de obreros almorzaba sentado al sol sobre una vieja viga caída mientras uno de ellos curioseaba por la zona. Estaban desmantelando la vieja cárcel psiquiátrica de mujeres.


—¡Mirad lo que he encontrado!  dijo el joven, saliendo de lo que quedaba de un despacho, con un papel amarillento entre las manos.
Tras llamar la atención del grupo, se dispuso a leer.

                              
             “Esa noche en la gala, Miguél presentía la derrota. El nivel del concurso había sido muy alto y el jurado seguía dividido. El premio, un talón sustancioso, se nos podía esfumar de las manos como castillo de arena.
Solo quedaba un último baile. Un tango.”


                           —¡Vaya  rollo nos estás contando, chaval! —dijo un compañero tirándole una pelota de papel de aluminio.

—¡Esperad!, escuchad esto, ¡es una pasada! —dijo terco el joven y continuó  la lectura alzando la voz: